Un estudio cifra en hasta un 167% el aumento de costes

Los transportistas de animales vivos deberán gastar hasta 50.000 euros por vehículo por la Ley de Bienestar

Los autónomos y pequeños negocios que transportan animales vivos se enfrentan a sobrecostes "inasumibles" por las modificaciones en sus vehículos, el aumento de los viajes y la obligatoriedad de realizar jornadas nocturnas en los meses más calurosos.

Los transportistas de animales vivos tendrán que gastar hasta 50.000 euros por vehículo por la nueva regulación de bienestar.
Los transportistas de animales vivos tendrán que gastar hasta 50.000 euros por vehículo por la nueva regulación de bienestar.
Los transportistas de animales vivos deberán gastar hasta 50.000 euros por vehículo por la Ley de Bienestar

La nueva normativa europea de bienestar animal amenaza seriamente la sostenibilidad de los autónomos y pequeños negocios dedicados al transporte de animales vivos, un sector en el que el 80% de los operadores no llega a los diez vehículos de flota. El cambio normativo, que busca mejorar las condiciones de los animales durante su traslado, representa un desafío económico para muchos transportistas. Pero afecta en áreas como la reducción de la capacidad de carga, la necesidad de modificar los vehículos, los sobrecostes por las jornadas nocturnas, la inversión en nuevas tecnologías y el aumento de la carga burocrática.

Las modificaciones requeridas en sus vehículos no sólo afectan a los costes operativos, sino que ponen en riesgo la viabilidad de miles de pequeños transportistas que ya operan con márgenes ajustados. Porque el impacto económico para estos transportistas es notable. Según los cálculos de la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), el sobrecoste total podría llegar a incrementarse entre un 56% (aves) y un 167% (vacuno), dependiendo de la especie transportada. “Van a ser necesarios hasta tres transportes para el mismo número de animales, lo que hará que los clientes se retraigan a la hora de contratarlos por el gasto extra”, señaló Pedro Martínez Moreno, secretario general de CETM Animales Vivos.

Así, en términos de gasto, las modificaciones requeridas podrían suponer entre 25.000 y 50.000 euros por vehículo, sólo en ajustes de carrocería. Además del coste de instalar los sistemas avanzados de ventilación obligatorios, que encarece aún más la actividad, hasta hacerlos casi inasumibles para la mayoría de los pequeños operadores. Estos incrementos tienen el potencial de aumentar en más del 60% el coste por tonelada de animal transportado, generando un fuerte desequilibrio en un sector que ya se enfrenta a retos como el alza en los precios del combustible.

Estas y otras cifras reflejadas en este artículo provienen de un estudio sobre el impacto económico por las medidas de bienestar animal expuestas en la propuesta de Reglamento, que afectan a la cadena logística del transporte de animales, “efectuado por CETM mediante la aplicación Acotram (Asistente para el Cálculo de Costes del Transporte de Mercancías por Carretera) del Ministerio de Transporte, evidencia que para un único conductor, que trabaje en jornada nocturna durante los cuatro meses de más calor, el sobrecoste es de 4.791 euros”, señaló Pedro Martínez Moreno.

La modificación de carrocerías puede suponer una inversión de 50.000 euros por vehículo para los negocios

Para el secretario general de CETM Animales Vivos el impacto de esta normativa se puede desglosar en cinco áreas clave:

  • Reducción de la capacidad de carga. “El reglamento exige que se aumente el espacio destinado a cada animal, lo que reduce la cantidad de estos que se pueden transportar en un sólo viaje”, explicó a este diario. “Para cumplir con estas nuevas normas, los transportistas tendrán que realizar más viajes para trasladar el mismo número de animales, lo que aumenta los costes de combustible, mantenimiento del vehículo y, en el caso de los pequeños negocios, de personal”.
  • Modificación de los vehículos. La normativa también obliga a modificar los vehículos, especialmente en lo que respecta a la altura y la ventilación en las carrocerías. En muchos casos, será necesario transformar las estructuras internas de los remolques, “lo que supone un coste adicional de entre 25.000 y 50.000 euros por vehículo. Para los pequeños transportistas, que cuentan con una flota limitada, este gasto es inasumible”, según Pedro Martínez.
Comparativa de kilos transportados por número de alturas.
Comparativa de kilos transportados por número de alturas.
  • Sobrecostes por las jornadas nocturnas. Una de las medidas más polémicas del reglamento es la obligación de transportar animales durante la noche en los meses de verano, para evitar que sufran las altas temperaturas de los países más al Sur de Europa. “Esta medida no sólo incrementa los costes salariales debido a los suplementos nocturnos, sino que también agrava las condiciones laborales de los conductores, muchos de los cuales ya son mayores y no están dispuestos a asumir turnos de noche”, explicó el experto. “Pero es que, además, hace que los ganaderos deban también trabajar de noche. ¿Y qué pasa cuando, para llenar un vehículo has de visitar tres o cuatro granjas, como sucede a menudo con el ganado ovino?”.
  • Inversión en nuevas tecnologías. La normativa exige que los vehículos estén equipados con sistemas avanzados de ventilación y, en algunas especies, de aire acondicionado. Estos sistemas, diseñados para garantizar el bienestar de los animales durante los trayectos largos, suponen un gasto adicional que los transportistas pequeños difícilmente podrán afrontar sin apoyo financiero por parte de Bruselas.
  • Incremento de la carga burocrática. Las autoridades se han propuesto que toda la documentación acabe siendo presentada a través de la plataforma online Traces (Trade Control and Expert System), “un sistema de la Comisión Europea que se utiliza para la gestión y control de los movimientos de animales tanto dentro de la UE como en las importaciones y exportaciones. Esta plataforma permite a los transportistas y operadores del sector registrar y presentar la documentación obligatoria para cada transporte, pero hará que los autónomos del transporte deban dedicarle un tiempo que no tienen”.

Los transportistas cifran el aumento de los costes operativos entre un 56% y un 167%

La mayor parte del transporte de animales vivos en España está en manos de autónomos, pequeños negocios que operan con estructuras ajustadas y que, en muchos casos, dependen de un número reducido de vehículos para sus operaciones, cuando no sólo del suyo propio. Estos profesionales, ya afectados por el aumento del precio de los combustibles y la creciente competencia en el sector, se enfrentan ahora a la necesidad de adaptarse a una normativa que encarece considerablemente su actividad. “Ahora, tras las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, la tendencia política del mismo es algo más proclive a escucharnos y a modificar un Reglamento que no ha tenido en cuenta ni a los ganaderos, ni a los transportistas, ni a los mataderos... Un verdadero sinsentido”

En este sentido, desde CETM advirtieron que el impacto de esta normativa será devastador para los pequeños autónomos del transporte. En primer lugar, la reducción de la capacidad de carga por vehículo –exigida para cumplir con los nuevos estándares de bienestar animal– aumenta significativamente los costes por kilómetro transportado. En muchos casos, el sobrecoste será tan elevado que los autónomos no podrán asumirlo, viéndose obligados a cerrar sus negocios.

Incremento de costes en el transporte nacional, según especies.

Según el cálculo del informe, el coste por tonelada de animal transportado podría aumentar en más del 60% según las especies, lo que afectará especialmente a los pequeños operadores, que no tienen capacidad para amortiguar estos aumentos de coste. Además, la obligatoriedad de realizar más viajes para trasladar el mismo número de animales aumenta el desgaste de los vehículos y el gasto en combustible, lo que agrava aún más la situación.

Una de las medidas más polémicas del nuevo reglamento es la exigencia de modificar las carrocerías de los vehículos de transporte de animales. En especies como el ganado ovino y porcino, los transportistas tendrán que transformar sus remolques para garantizar que los animales tengan más espacio y que las condiciones de ventilación sean adecuadas. En muchos casos, esto implica pasar de carrocerías con tres pisos a dos, lo que reduce la capacidad de carga y obliga a realizar más viajes.

El coste de estas modificaciones, que puede llegar a los 50.000 euros por vehículo, es inasumible para la mayoría de los autónomos. Estos transportistas, que ya operan con márgenes estrechos, no pueden permitirse realizar una inversión de este calibre sin ayudas o subvenciones. “Además, la necesidad de transformar las carrocerías no sólo implica un coste económico, sino también un tiempo de inactividad para los vehículos, lo que reduce aún más los ingresos de los transportistas”, indicó el experto.

Las jornadas nocturnas en verano supondrán más costes y peores condiciones laborales para los conductores

Otro de los puntos clave del reglamento es la obligación de transportar animales durante la noche en los meses de verano, cuando las temperaturas son más elevadas. Esta medida, diseñada para proteger a los animales del calor extremo, conlleva un incremento de los costes salariales, ya que los autónomos con pequeños negocios deberán pagar suplementos a sus trabajadores por las horas conducidas durante la noche. “Si ya de por sí el transporte de animales es más duro que el de mercancías inanimadas, conducir de noche lo hace aún más pesado. Por no mencionar que el aumento de alturas que lleva implícito el Reglamento incide sobremanera en la seguridad vial, por la inestabilidad de los vehículos”.

por mes y año de un conductor
Sobrecoste por mes y año de un conductor en jornada nocturna.

Pero el impacto de esta medida no se limita al ámbito económico. Muchos conductores, especialmente los autónomos, tienen una media de edad elevada y no están dispuestos a trabajar en jornadas nocturnas. “Hay que tener en cuenta que, en Europa, hablamos de una edad media de los transportistas que supera los 55 años. Y este cambio en las condiciones laborales va a provocar una fuga de profesionales del sector, que es lo que nos faltaba, dada la ya preocupante escasez de conductores”, continuó Pedro Martínez.

Además, el reglamento limita a diez las horas máximas de trabajo en jornada nocturna, lo que complica la planificación de los trayectos. “En un sector donde los márgenes de tiempo son estrechos, esta medida añade una capa adicional de complejidad a la gestión de las rutas, lo que podría traducirse en retrasos y sobrecostes logísticos”.

CETM reclama ayudas para la adaptación de los vehículos y exenciones fiscales para los pequeños transportistas

Finalmente, el nuevo reglamento exige que los vehículos de transporte de animales estén equipados con sistemas de ventilación avanzada, y en algunos casos, dependiendo de la especie transportada, con aire acondicionado. Estas tecnologías, que buscan mejorar las condiciones de los animales durante los trayectos largos, suponen un gasto considerable para los transportistas.

El coste de instalar estos sistemas puede alcanzar incluso 100.000 euros por vehículo en algunos casos, lo que representa una barrera infranqueable para cualquier pequeño operador. “Aunque algunos fabricantes ya están desarrollando soluciones más económicas, la realidad es que muchos transportistas no podrán afrontar esta inversión sin apoyo financiero”, señaló el experto. La CETM advierte que, sin ayudas específicas para el sector, muchos autónomos y pequeños negocios no podrán cumplir con los requisitos del nuevo reglamento. “O lo que es peor, quedaran para trabajar exclusivamente ligados a una empresa mayor, que sí que puede asumirlos, y su futuro será como trabajador autónomo económicamente dependiente”.

En este sentido, la CETM ha hecho un llamamiento a las autoridades para que se implementen medidas de apoyo al sector, como subvenciones para la adaptación de los vehículos y exenciones fiscales que permitan a los pequeños transportistas cumplir con las nuevas normativas, sin poner en riesgo su supervivencia. “Al final, con tanta normativa pensada para el bien del campo, pero sin contar con los que allí viven y trabajan, va a terminar por vaciar la España rural y dejarla solo para los turistas”, concluyó Pedro Martínez.