Por contratos, impagos y hasta competencia desleal

Tipos de reclamaciones legales de los pequeños negocios: estas son las más habituales

Los pequeños negocios se enfrentan a distintas situaciones que pueden acarrear conflictos con sus proveedores, clientes y hasta con la competencia. Estos son los tipos de reclamación legales más habituales entre las pymes y algunas claves para abordarlos.
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Tipos de reclamaciones legales de los pequeños negocios: estas son las más habituales
Tipos de reclamaciones legales de los pequeños negocios: estas son las más habituales

Los pequeños negocios se enfrentan a decenas de situaciones que pueden crear un conflicto, tanto con sus clientes como con sus proveedores o incluso con la competencia.

Según distintos estudios, la inflación se posiciona como la principal inquietud para las pymes, seguida de cerca por temas como la rentabilidad, los costes energéticos, los problemas de impagos y la escasez de demanda. Por supuesto, otra de las grandes preocupaciones de los negocios son las reclamaciones y cómo hacerles frente.  

De hecho, cada año los juzgados tramitan miles de reclamaciones de negocios, tanto por contratos incumplidos como por impagos o incluso por competencia desleal. A continuación se repasan todos los tipos de reclamaciones más comunes para los pequeños negocios, y la manera de afrontarlas.

Tipos de reclamaciones más habituales entre los pequeños negocios 

Según los expertos consultados, habría fundamentalmente cuatro tipos de reclamaciones que suelen hacer o recibir los pequeños negocios:

  • Reclamaciones contractuales: Son una realidad que les surge a las pymes en el día a día. Sin ir más lejos, fallos en los suministros de servicios inherentes a la actividad, como las telecomunicaciones o la electricidad. Y aunque los términos están reflejados en los contratos, siempre hay cláusulas opacas o confusas, y a eso se aferran las suministradoras para no dar el brazo a torcer.
  • Impagos: Otra área común de reclamaciones contractuales en pymes son las disputas relacionadas con el pago de bienes o servicios recibidos. Por ejemplo, si un cliente no paga a tiempo o se niega a hacerlo, la empresa proveedora puede iniciar acciones legales para hacer valer sus derechos. En tales situaciones, es fundamental contar con documentación clara y detallada que respalde los términos y condiciones del contrato, así como cualquier acuerdo adicional relacionado con el pago.
  • Responsabilidad por productos e incumplimiento de garantía: Si un pequeño negocio adquiere productos de un proveedor y surge algún problema relacionado con la seguridad, calidad o garantía que cause perjuicios a la empresa, ésta puede presentar una reclamación. Hay que tener en cuenta que estos daños podrían ser personales o materiales, en función del sector de actividad de la empresa. En tales casos, la pyme puede exigir al proveedor reparaciones, reemplazos o reembolsos, según corresponda y dependiendo de las circunstancias del caso.
  • Competencia desleal: Este es uno de los asuntos que más preocupan a algunos pequeños empresarios. A veces otros negocios del ramo utilizan prácticas comerciales injustas que afectan a sus intereses comerciales legítimos. Véase difamación, violación de derechos de propiedad intelectual (como derechos de autor o marcas comerciales), imitación de productos, publicidad engañosa o robo de secretos comerciales.  

La función de los abogados en el proceso de reclamación 

Para dar solución a estas disputas, los pequeños negocios suelen necesitar aliarse con profesionales del derecho que comprendan a fondo su situación y puedan proporcionar orientación experta.

Los abogados de reclamaciones son indispensables para ayudar a las pymes a proteger sus intereses y hacer valer sus derechos en un mundo empresarial cada vez más competitivo y complejo. 

El paso previo: asesoría legal.

La asesoría desempeña un papel fundamental en la protección de los pequeños negocios. Sólo así se pueden esquivar una serie de problemas futuros. El asesoramiento legal en reclamaciones adecuado puede ayudar a las actividades a evitar incidentes, y ser, a su vez, objeto de reclamaciones por parte de sus propios clientes.

Por ello, invertir en asesoría legal, es una opción cada vez más recomendable para los autónomos.

Si ya existe el problema: negociación y mediación.

La negociación y la mediación son herramientas capitales en la resolución de conflictos antes de recurrir a instancias judiciales.

En este proceso, el abogado desempeña un importante papel al analizar la situación, identificar opciones de resolución, facilitar la comunicación entre las partes, desarrollar estrategias de negociación, y, en definitiva, proteger los intereses de su cliente.

Su experiencia y habilidades jurídicas permiten buscar soluciones amistosas y evitar costosos litigios, tanto en disputas entre empresas como en conflictos con otras partes, promoviendo así un resultado satisfactorio para todas las partes involucradas. 

Cuando todo lo demás falla: la vía judicial.

Cuando los esfuerzos de la opción amistosa no logran resolver un conflicto, la vía judicial se convierte en la última alternativa para defender los intereses de un pequeño negocio. En este escenario, los abogados desempeñan su labor más conocida: la de ser defensores en sede judicial.

Utilizan su experiencia y conocimientos legales para preparar y presentar argumentos sólidos, recopilar pruebas relevantes, y gestionar todo el proceso judicial en nombre del negocio. Desde la presentación de demandas, hasta la comparecencia en audiencias, y por supuesto, presentando los posteriores recursos. 

Para los autónomos y pymes, contar con un abogado es más que una opción. Se trata muchas veces de una necesidad fundamental para salvar cualquier obstáculo.